El término Arquitectura Empresarial ha ganado un gran protagonismo en la última década, convirtiéndose en un importante pilar en los procesos de transformación digital y un aspecto fundamental para el éxito y la supervivencia de las organizaciones en todos los sectores.
Sumado a la constante y rápida evolución de la tecnología, la creciente complejidad de los entornos empresariales, ha generado una demanda, nunca antes vista, de enfoques estructurados que optimicen la gestión de los activos y los distintos procesos de las empresas.
Un informe de Gartner del año 2022, indica que el 80% de las iniciativas de transformación digital fracasarían debido a la falta de una adecuada arquitectura empresarial, algo que advierte de la urgente necesidad de adoptar una estrategia que permita diseñar y gestionar la estructura y el funcionamiento de una organización.
Precisamente, lo que la arquitectura empresarial facilita, es tener un marco coherente para alinear la estrategia, la tecnología y los procesos de una empresa, haciendo que la toma de decisiones se base en una mejor información y se lleve a cabo una ejecución más efectiva de las iniciativas propuestas y por ende, mejorar a la larga, factores como las ventas.
Según un estudio de IDC, las organizaciones que adoptan una arquitectura empresarial pueden reducir hasta un 50% el tiempo de comercialización de nuevos productos y servicios, lo que les brinda una ventaja competitiva valiosísima en un mercado cada vez más dinámico y exigente, por lo que resulta bastante consecuente como lo señala un informe anual de McKinsey sobre el estado de la transformación digital, que las organizaciones que implementan una arquitectura empresarial sólida tienen un 30% más de probabilidades de alcanzar sus objetivos estratégicos en comparación con las que no lo hacen.
Esto sin duda resalta el impacto directo de la arquitectura empresarial en la capacidad de una empresa para adaptarse, innovar y competir en un mercado en constante cambio, que además puede llegar a significar el éxito y la supervivencia de las organizaciones en un entorno cada vez más complejo y competitivo.
De esta forma, la arquitectura empresarial se destaca como un componente esencial para desarrollar nuevos modelos de negocio, direccionar inversiones en innovación e incluso, ser el soporte inicial en la gestión de riesgos y la seguridad de la información, demostrando su valor en la protección de los activos y el grado de reputación de una empresa.
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