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Design Thinking, un enfoque innovador que ayuda a resolver problemas empresariales

La alta competencia y los constantes cambios en el entorno empresarial mundial siguen requiriendo cada vez más nuevas soluciones, y alternativas ágiles, creativas y centradas en satisfacer las necesidades del cliente.

En este contexto, el Design Thinking ha ganado terreno como una metodología poderosa para resolver problemas empresariales complejos, poniendo como centro del proceso de innovación al cliente. 

Es así, como este enfoque, no solo está revolucionando la manera en que las empresas diseñan productos y servicios, sino también la forma en que abordan sus desafíos internos. Veamos de qué se trata.

Design Thinking es una metodología centrada en el usuario que promueve la colaboración interdisciplinaria para encontrar soluciones creativas a problemas específicos. El proceso generalmente se divide en cinco fases: empatizar, definir, idear, prototipar y testear. Estas etapas se repiten frecuentemente para garantizar que las soluciones propuestas se ajusten a las necesidades reales de los usuarios.

No obstante, dicho enfoque no es exclusivo de los diseñadores y en la actualidad, muchas empresas en todos los sectores lo están utilizando para abordar una amplia gama de problemas que van desde la mejora de procesos internos hasta la creación de nuevos productos y servicios innovadores.

Justamente, entre los casos de éxito más renombrados a nivel mundial de esta tendencia, se pueden resaltar algunos como los de IBM, Airbnb y PepsiCo, cuya adopción del Design Thinking como parte de su estrategia de innovación, les ha significado un retorno sobre la inversión de hasta el 85% en sus iniciativas de innovación. 

por su parte, específicamente en América Latina, por ejemplo, empresas como Rappi y Mercado Libre están utilizando esta metodología para mejorar tanto la experiencia del cliente como la eficiencia de sus operaciones, reportando un crecimiento anual de ingresos de más del 30%, en gran parte gracias a la adopción de enfoques centrados en el usuario como el Design Thinking.

Resultados significativos como estos y aún más, se ratifican en informes como el de McKinsey, donde se revela que las empresas con un enfoque en el diseño superan en un 56% a sus competidores en términos de crecimiento de ingresos.

Pero, ¿cómo se ve aplicado este enfoque en la práctica? Un ejemplo de los más notorios es Airbnb. En 2009, la situación para esta plataforma gestora de hospedaje no era la mejor y prácticamente luchaba por sobrevivir. En ese momento, a través del Design Thinking, su equipo se enfocó en entender las necesidades reales de los anfitriones y los viajeros, y eso los llevó a rediseñar la experiencia del usuario, lo que resultó en un aumento exponencial de sus ingresos. Así, en la actualidad, Airbnb está valorada en más de 70 mil millones de dólares.

Para aplicar el Design Thinking en una empresa, es importante contar con el apoyo de la alta dirección de la misma y por supuesto fomentar una cultura de colaboración interdisciplinaria. Las empresas que han tenido éxito en su implementación generalmente comienzan con pequeños proyectos piloto que permiten validar los beneficios de la metodología antes de aplicarla a gran escala, con las grandes ventajas que trae consigo como el enfoque en el cliente, la innovación continua, la mejora de procesos internos y finalmente la reducción de costos.

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